Como ya saben mis familiares y amigos, una de mis grandes pasiones es la fotografía. Me encanta capturar momentos, personas, lugares y de esa manera poder recordarlos por mucho tiempo. A veces pienso que me gusta tanto la fotografía porque es una manera de «extender» mi memoria y recordar todo lo que mi cabecita olvida, otras pienso que me viene de familia y que fue mi padre el que me «dejó en herencia» esa pasión por las cámaras y otras simplemente pienso que lo hago porque realmente me apasiona. El caso es que si, lo afirmo, me encanta hacer fotos y más fotos y nunca son suficientes; y vivo siempre con miedo de que se me borren y perderlas para siempre. 

El día que se casó mi hermana recuerdo que en pocas horas (únicamente en el restaurante) hice casi 800 fotografías… En aquel momento no habían móviles tan sofisticados como los de hoy en día y me apoderé de la cámara de mi padre para poder hacerlas. Ay dios, cuando mi padre, que estaba acostumbrado a cámara de carrete, vio semejante cantidad de fotografías… me dijo que era imposible que hubiese hecho tantas fotos en tan poco tiempo… el caso es que me apoderé de esa cámara recién comprada de mi padre y hasta hace menos de un año la he estado utilizando (12 años con la misma cámara y mismo objetivo… ya tocaba cambiarla, ¿no?)

Pero no hablemos del pasado, hablemos del presente. A día de hoy combino la fotografía profesional de mi Nikon con la fotografía mas amateur de mi iPhone y, el caso es que, tanto si las hago con el movil como si las hago con la cámara, me da un miedo terrible de perder las fotografías y no poder recuperarlas. Es cierto que pago una cuota mensual para poder tenerlas en una nube y que las voy descargando en una memoria externa de vez en cuando pero… aun así, creo que soy un poco clásica y me gusta poder tocarlas, sentirlas, y ver la calidad que tienen sobre papel y no a través de una pantalla. 

Hace unos meses descubrí la aplicación de cheerz, la verdad que no se si fue a través de su Instagram o si fue por una recomendación, el caso es que acabé con su aplicación descargada en el móvil y la verdad que no me decepcionó.

Cuando hice el primer pedido pensé que no podía ser tan fácil, que me había olvidado algún paso y que no me llegaría el producto que yo había solicitado; pero en muy pocos días llegó ese paquete tan deseado con esos productos maravillosos en su interior. 

Al tener esa experiencia tan buena con mi primer pedido, y ahora que quería hacer un detalle diferente para el bautizo de mi pequeño, no dudé en ponerme en contacto de nuevo con Cheerz.

Ya hace dos años, en el bautizo de mi hijo mayor decidimos hacer unos imanes para la nevera con su fotografía, su nombre y la fecha del bautizo para obsequiar a los invitados y… ¡fueron todo un acierto! La verdad que tenía claro que no quería entregar la típica tarjeta que guardan en un cajón y acaba siempre en la basura y quería algo diferente, que realmente fuese un recuerdo que viesen a menudo y no acabase en la basura fácilmente.

Por ese motivo, para el bautizo de mi pequeño he decidido hacer lo mismo y he escogido a Cheerz para poder llevarlo a cabo: