Zapatos para bebés y niños desde sus primeros pasos
De todos es bien sabido que, siempre que estemos en un ambiente caliente, limpio y protegido, es bueno andar descalzo. Por ese motivo, mis pequeños siempre van descalzos por casa pero, cuando tenemos que salir a la calle, intento ponerles un calzado lo mas respetuoso con sus pies. ¿Qué tipo de calzado recomienda la Asociación Española de Pediatría? Te explico que zapatos para bebés son los mejores.
Los pies de los recién nacidos tienen una sensibilidad mucho más fina que la de las manos (característica que se conserva hasta los ocho o nueve meses), y ésto juega un papel importante en el sistema nervioso central, ayuda a su desarrollo cognitivo y al desarrollo de su inteligencia. Con la cantidad de estímulos que recibimos a través de nuestros pies cuando somos bebés, es importante no ponerles calzado hasta que sea realmente necesario. Asimismo, cuando a partir de los 12 o 15 meses empezamos a andar, si el ambiente es cálido, limpio y seguro no será necesario ponerle zapatos.
No hay ningún dato que sugiera que los zapatos son necesarios para aprender a caminar antes ni mejor. La misión del calzado es proteger y abrigar el pie, y no aprisionarlo aislándolo de los estímulos internos (movimiento, equilibrio, postura) y externos (contacto de la planta del pie con el suelo) que permiten su desarrollo muscular normal.
Para las situaciones en las que nuestro bebé necesite zapatos, la Asociación Española de Pediatría (AEP) en su Guía práctica para padres, da los siguientes consejos:
- Tienen que ser ligeros y lo suficientemente amplios para favorecer que el pie desarrolle su musculatura y que haya suficiente espacio para los dedos.
- El zapato debe dejar libre la articulación del tobillo al caminar (subir y bajar el pie). Es errónea la impresión de que debe fijar el tobillo para aportar mayor estabilidad.
- El contrafuerte en la parte de atrás debe aportar sujeción, sin ser demasiado rígido. Llegará justo por encima del talón, no más arriba, para que el tobillo se pueda flexionar.
- La suela del zapato debe ser antideslizante y flexible para que el niño flexione el pie al caminar.
- Debemos poder doblar la parte delantera de la suela fácilmente hacia arriba con la mano.
- La puntera ha de ser redondeada y ancha para permitir el movimiento de los dedos y que éstos no lleguen a tocar por delante el final del zapato por dentro.
- Los materiales deben ser lo más naturales posible para que permitan la transpiración de los pies: piel, cuero… y el forro no debe tener costuras que le hagan rozaduras.
- El modelo más adecuado es un zapato que se adapte bien al pie, es decir con cordones o velcro en el empeine. Las chanclas, los zuecos o las marquesitas no son recomendables, entre otras cosas porque la percepción de que el zapato se sale a cada paso obliga a los dedos a un trabajo extra de “agarre” innecesario.
En colaboración con la AEP encontramos la marca Biomecanics (del grupo Garvalín) que dispone de dos líneas de calzado diferenciadas según la etapa en la que se encuentran nuestros pequeños: Biogateo o Bioevolution.
Biogateo: zapatos para bebés desde el gateo a sus primeros pasos
Cuando nuestros peques empiezan a caminar, no dejan de gatear al mismo tiempo, sino que el cambio es progresivo. Por ese motivo, Biomecaincs ha desarrollado junto al Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) un calzado especial para nuestros peques.
Desde el punto de vista de la ergonomía, la mejor forma de dar seguridad y estimular al niño en la fase de gateo y primeros pasos es proporcionar al niño unas condiciones similares a las de caminar descalzo. La línea Biogateo de Biomecanics cumple con estas condiciones.
Las claves de esta línea de calzado para bebés es:
- Zapato que acompaña los primeros pasos del peque.
- No interviene en el desarrollo ni en el crecimiento de sus pies.
- No lleva refuerzos internos ni contrafuertes: cuenta con un estabilizador lateral que no oprime ni presiona su pie.
- La suela flexible de doble dirección está adaptada a los movimientos más habituales de los niños en esta etapa.
- Hendido en forma de «U», que evita la presión sobre el tendón de Aquiles y permite el movimiento del tobillo.
- Plantilla sin arco plantar, totalmente plana y extraíble para comprobar la talla correcta de pie del bebé.
Bioevolution: una horma para cada talla
A medida que el niño crece, es importante garantizar que el calzado sea el adecuado para evitar malformaciones en los pies. Según estudios, uno de cada tres niños tiene malformaciones por utilizar un calzado incorrecto.
La línea Bioevolution se caracteriza por tener una horma que, además de cambiar de tamaño, cambia de forma para cada talla y su holgura en puntera y empeine permite el correcto crecimiento de pies y dedos.
Las claves de este tipo de calzado son:
- Horma evolutiva que cambia de tamaño y forma para cada talla.
- Su holgura en puntera y empeine permite un correcto crecimiento de sus pies y dedos.
- Capaz de resistir el uso intensivo y proporcionar una gran libertad de movimiento.
¿Cómo elegir la talla adecuada?
Hay que recordar que, aunque haya cierta normalización de tallas en las diferente marcas y modelos, es posible que la talla del calzado varíe mínimamente, por lo que es recomendable comprar el calzado de los peques en tiendas físicas donde puedas probárselos o en webs en las que tengas la opción de cambio o devolución. En el caso de biomecanics, si compras a través de su web, aceptan tanto cambios de talla o modelo como devoluciones.
De todas formas, para acertar lo máximo posible en la talla, puedes coger un zapato que le vaya bien, sacar su plantilla, medirla y compararla con la tabla de medidas que da el fabricante. Y si es la primera vez que le compras calzado puedes medirle el pie de la siguiente manera:
- Pon un folio en el suelo apoyado en una pared.
- Coloca el pie encima con el talón bien apoyado en la pared.
- Con los dedos estirados haz una marca donde termine el dedo más largo y mide la distancia en centímetros que hay entre el final del papel y la marca que has hecho.
- Ves a la tabla de tallas y escoge la talla adecuada.
Según la AEP al comprar el zapato debemos probarlo con los calcetines puestos y procurar que haya un espacio de 0,5 a 1,5 cm entre su dedo más largo y el calzado. Debemos presionar en la punta del zapato por la parte superior para ver si los dedos rozan, si es así es que el calzado es demasiado pequeño. No hay que comprar nunca un zapato de un número mayor con la idea que de que le valdrá durante más tiempo. Si se le sale o se desliza el talón, hay que probarle otra talla.